Estos son los restos de la antigua capital del imperio Chimú, un pueblo militar y guerrero, en rápida y despiadada expansión. Es la ciudad prehispánica más impresionante de todo el continente, y las construcciones de adobe (barro seco) han superado increíblemente bien las pruebas del tiempo. Lamentablemente, el mal tiempo ha contribuido en gran medida a su devastación: el fenómeno de El Niño y las lluvias torrenciales resultantes han dificultado a los historiadores gran parte de la ciudad en cuanto a sus conocimientos y estudio. Los tesoros de oro y plata, reunidos durante las conquistas, se dispersaron con la invasión española. Hoy en día, el sitio sigue siendo inmenso (más de 14 km²) y las diferentes ciudadelas (distritos) están compuestas por diferentes edificios que pueden ser visitados: aquí un palacio administrativo, un templo dedicado al sol, allí estelas funerarias y tumbas.